Rápidamente, el decorado cambia, vuelve a ser el del cuadro octavo. De nuevo Adán es Kepler. Lo vemos, de codos sobre la mesa, con la cabeza inclinada entre las manos y todavía dormido. Lucifer lo despierta tocándole en el hombro. El día comienza a despuntar.
LUCIFER
¡Bueno! Esta vez no te cortarán la cabeza
Despierta
ADÁN (incorporándose)
¿Dónde me encuentro?
¿Dónde están mis sueños?
LUCIFER
Los sueños se van con la borrachera
ADÁN
En esta época indolente,
¿es posible que sólo la embriaguez
pueda dar la idea de grandeza
al corazón senil, al alma fatigada?
¡Ah, qué cuadro sublime se me ofreció
a la mirada! ¡Aquél que no ve
el divino destello en el cieno y la sangre
es un ciego! Parejamente sublimes
eran el crimen y la virtud,
ambos estaban marcados con el sello
de la grandeza.
¿Por qué me desperté? Tal vez
para que aún peor pueda aparecérseme
la futilidad del presente siglo
que sonríe sólo para ocultar sus vicios
y de la rutina hace una virtud
LUCIFER
El abatimiento que sucede al éxito
La hiel tras de la orgía
EVA (saliendo del cenador)
¡Vete! ¡Vete!
Mi corazón no me había engañado: ¡osas
sugerirme que asesine a mi esposo!
¡He aquí de lo que crees capaz a la que decías
poner sobre todas las cosas!
EL CORTESANO
¡Por amor de Dios, vamos, cálmate!
Si nos oyeran
ADÁN
¿Y esas dos mujeres? ¿También eran un sueño?
Mas qué digo: tan sólo había una,
que, alternativamente, tenía dos formas,
cambiando la una por la otra,
lo mismo que mi destino cambia de curso,
onda ora brillante y ora oscura
EVA
¡Sólo el escándalo te causa pavor! ¡Qué importa
la falta, irreprochable caballero,
si no se la ve! Hombres viles,
os mofáis de los pudores de la mujer
al extremo de que ella ve un prejuicio
en la tradición de su virtud;
entonces ya tan sólo tenéis desprecio
para ella, y la tratáis como un objeto
del que obtenéis vuestro placer. ¡Vete!
¡Vete! ¡Que nunca más te vea!
EL CORTESANO
¡Siempre la exageración!
¿Por qué tomar a lo trágico una cosa tan simple?
Eso ocurre a diario. Vamos,
prosigamos viéndonos amablemente,
sonriendo y bromeando, ¿quieres?,
sin volver a hablar de lo pasado
Buen día, señora
(Se va.)
EVA
¡Al fin se fue ese perro!
Y sola me ha dejado con mis lágrimas y mi pecado
(A su vez sale del jardín.)
ADÁN
Ah, no era más que un sueño
Y se acabó. Mas todo no se ha acabado:
el espíritu sigue siendo más fuerte que la materia.
la fuerza a ésta puede destruir,
pero aquél vivo estará por siempre,
¡y yo veré, cada vez más puro, más digno,
mi ideal conquistando poco a poco
al mundo entero!
LUCIFER
Maestro, el día avanza;
allá tus alumnos están impacientes
por abrevar en tu ciencia.
Tona una campana instalada sobre el observatorio.
ADÁN
¡Vamos, no ridiculices mi pobre saber!
Yo mismo me avergüenzo de mi ignorancia.
LUCIFER
¿No instruyes a jóvenes brillantes?
ADÁN
No los instruyo. Les lleno la cabeza
de grandes palabras prestigiosas.
Faltos de suficiente inteligencia,
no comprenden nada, y se requiere
la inteligencia para saber discernir
lo verdadero de lo falso
El ignorante nos admira boquiabierto,
persuadido de que nuestras bellas fórmulas
conjuran los espíritus, y no hablemos
de esas groseras artimañas, gracias a las cuales
nuestra superchería queda oculta
Llega un estudiante y se acerca prontamente.
EL ESTUDIANTE
Maestro, te has dignado, en tu bondad,
venir a colmar mi apetito
de Conocimiento y, sólo por mí, ir
hasta el fondo del misterio de las cosas
ADÁN
En efecto, ya que eres más aplicado
que los demás. Este favor te pertenecía.
EL ESTUDIANTE
Heme pues aquí, y mi alma se estremece
del deseo de ver claro en esa fragua
que es la naturaleza, y de poder
disfrutar gobernando a mi antojo las fuerzas,
ya sean ellas Materia o Espíritu.
ADÁN
¡Saber, Disfrute y Poder! ¡Ah, pides
demasiado! ¿Tú, ínfima partícula del universo,
tú quisieras dirigirlo?
Si tus deseos pudieran ser colmados
y si tu corazón no estuviera pulverizado,
¡entonces serías Dios! Pide menos,
y tal vez lo obtengas
EL ESTUDIANTE
Oh, Maestro, enséñame solamente lo que quieras,
tus más simples palabras me servirán de mucho,
pues comprendo que no sé nada de nada.
ADÁN
Esa confesión me agrada y te honra.
Te llevaré al santuario más protegido
y allí podrás ver como la veo yo
a la verdad desnuda. ¿Estás seguro
de que nadie nos espía? La verdad,
si alguien llegase a saberla
y la lanzara a los hombres de la calle,
le sería mortal a la época que vivimos.
El día llegará - ¡ah, que llegue, que llegue! -
en que se podrá proclamar libremente.
¡En ese día el hombre será mayor de edad!
¡Júrame que jamás traicionarás
lo que voy a revelarte! Bien está.
Escúchame.
EL ESTUDIANTE
¡Ah, tiemblo de miedo y de deseo!
ADÁN
De modo que me decías
EL ESTUDIANTE
Que en suma nada sé.
ADÁN (con precaución)
Yo tampoco. Y, sábelo bien,
ésa es la suerte de todos:
que nadie en este bajo mundo sabe
nada de nada.
La Filosofía es la poesía
con que disfrazamos el secreto de las cosas,
Sin embargo, sigue siendo para el hombre
la menos mala de las doctrinas, pues
para ella sola teje, aparte,
quiméricos bordados
Ay,
ella tiene numerosas rivales,
que muy gravemente dibujan en la arena
y quieren probarnos que el trazo recto
es un trazo curvo, y llaman santuario
a un simple círculo
No tardarás
en desternillarte ante esas comedias,
¡de las que ellas hacen dramas solemnes!
Con el corazón palpitante, con el alma angustiada,
cada cual se esfuerza por pasar de largo
de esos frágiles dibujos, pues en ellos
hay escondidas trampas para apoderarse
del temerario. ¡Y esa clase de tonterías
respetadas por la plebe nos cierran el camino
y garantizan el santo respeto
del poder establecido!
EL ESTUDIANTE
Ya veo
¿Y siempre será así?
ADÁN
¡El día vendrá, ya te lo he dicho,
en que se reirá de todo eso!
El hombre de Estado al que se le decía grande,
el pensador ortodoxo del que se alababa
la infalibilidad, serán tenidos en el futuro
por comediantes.
Para entonces la verdadera grandeza
pertenecerá a la naturalidad, a la simplicidad,
que marchan rectamente,
que sólo saltan si tienen que franquear
un obstáculo imprevisto, y no trazan
nuevos caminos a no ser que los viejos se borren
o tengan que dirigirse a lo desconocido.
Y, ese día, la Ciencia, hirsuta, inextricable
al extremo de enloquecer al que pretende
penetrarla, cualquier hombre la comprenderá
sin tener que aprenderla.
EL ESTUDIANTE
¿Ese claro lenguaje no es el que emplearon
los primeros apóstoles?
¿Así, pues, todo será vano, lo que no sea esto?
Mas sin embargo, el arte
¡Ah, no vayas a decirme
que no crea más en él, o que carece de leyes!
ADÁN
El arte mismo sólo es perfecto si oculta
los caminos que debió tomar.
EL ESTUDIANTE
¿Estoy, pues, reducido a la helada realidad?
¿Y el ideal? ¿No es el ideal lo que insufla
un alma a nuestro trabajo?
ADÁN
¡Es cierto! Es el ideal quien viene a dar
a esa fría y muerta criatura
que es obra de nuestras manos,
la plenitud vital y todos los derechos
de la naturaleza.
¡Si puedes, no temas igualarte a ésta!
Pero olvida la regla y el modelo
Un hombre, si es fuerte, si Dios está con él,
será escultor, cantante u orador.
De sus pesares sacará desgarradores sollozos,
de sus placeres jubilosas sonrisas
y, aunque haya de abrirse su propio camino,
alcanzará, tenlo por cierto, su meta.
De su obra se extraerá, indudablemente,
después de su muerte, alguna nueva regla,
pero ésta no les dará alas a los pigmeos
que quieren inspirarse en ella;
más bien vendrá a entorpecerlos
EL ESTUDIANTE
¡Dime qué hacer, oh Maestro!
Tantas noches he pasado estudiando
¿Todo esto no sería más que devenir
tonto entre los tontos?
¿De modo que todo este trabajo se da por perdido?
ADÁN
¡En modo alguno!
Pues gracias a él es como puedes
de ahora en lo adelante desdeñar
todas las trampas de la Ciencia.
En efecto, es cobarde retroceder
si todavía no se ha mirado de frente
al peligro. Por eso el héroe
que ya hizo sus pruebas, puede evitar
al que lo desafía,
sin que por ello se dude de su valentía.
Ve y echa al fuego esos amarillentos pergaminos,
esos infolios enmohecidos
que nos hacen olvidar cómo avanzamos,
y hasta cómo pensamos, y que propagan
en nuestra época vicios y errores
de siglos extinguidos.
Échalos al fuego y después ve a respirar
el aire puro, en vez de buscar
en polvorientos escritos,
entre las tristes paredes de un cuarto,
lo que es el canto, cómo está hecha el ave,
o bien en qué consiste una selva.
¿Es la vida, a tu parecer, tan larga
que podamos - ¿y por qué no hasta la tumba? -
estudiar sin fin la teoría?
Adiós digamos ambos a la escuela.
¡Que tu florida juventud, entre canciones y sol,
te conduzca al júbilo!
Y a mí, ven a llevarme, oh oscuro espíritu,
ya que eres mi guía
Llévame
hacia el nuevo mundo feliz, que florecerá
si de un gran hombre comprende el ideal
y si, sobre los malditos escombros del pasado,
deja, libremente, expresarse el pensamiento.