CUADRO UNDÉCIMO • EN LONDRES

Una feria entre la Torre y el Támesis. Una multitud ruidosa y abigarrada. Adán, envejecido, se encuentra con Lucifer sobre una de las murallas de la Torre. Cae la noche.

EL CORO (mezclado al rumor del gentío y acompañado de una música en sordina)
La vida es rumoroso oleaje.
Cada ola es un nuevo mundo:
¿por qué dolerse de la que muere
y temblar por la que asciende?
Lo mismo te colma la angustia
cuando la plebe a un ser se traga
que cuando millones de humanos
son exterminados por un amo.
Al poeta hoy compadeces;
mañana, el sabio te enternece
y, dentro de sistemas restringidos,
todas las olas confinas.
Mas en vano te extenúas,
agua es lo que siempre sacas,
y la mar, majestuosamente,
siempre se encrespa, ríe e irisa…
Déjala hacer, que la vida,
créeme, de sus propias riberas,
ama por siempre será. Y nada
en este combate nuevo y sin edad,
y siempre el mismo, se pierde.
¡Escucha este embrujador concierto!

ADÁN
¡Alcanzo el objeto de mis eternas ansias!
Marchaba por un laberinto. Por fin
la vida se ofrece entera a mis ojos.
¡Cuán dulce es su canto! ¡Qué estimulante!

LUCIFER
Es bello cuando se escucha desde
las alturas, tal como un canto de iglesia
que asciende. Roncos acentos,
gemidos y suspiros, todo eso
se confunde en armonía. Así es como Dios mismo
lo escucha. Por eso piensa
que es buena su obra. Pero aquí abajo
la música es muy otra… Es que en ella
se percibe el latido de los corazones.

ADÁN
¡Ah, eterno escéptico!
¿No es cierto que este mundo es más bello
que todos los mundos en que juntos
antes estuvimos?
Las podridas barreras, los negros fantasmas
y las malditas trampas que el pasado
tiende al futuro bajo un disfraz de gloria,
de todo ello nada queda.
En adelante el hombre puede obrar a su antojo
inmensa y libre perspectiva se le abre.
¡Se acabó la época de las Pirámides
y de los esclavos!

LUCIFER
A tal altura,
nadie hubiera percibido por más tiempo en Egipto
las quejas de los esclavos, sin las cuales
esas obras te parecerían divinas.
Admite igualmente que, visto desde lo alto,
el crimen de los ciudadanos de Atenas,
sacrificando al más noble de entre ellos,
se justifica, ¡puesto que salvó a su ciudad!
Sí, vistas desde las alturas, las cosas son así,
cuando se desprecia los llantos de mujer y
demás tonterías.

ADÁN
¡Cállate, incorregible sofista!

LUCIFER
Cierto, hay aquí menos llantos y quejumbres.
¡Mas, por lo mismo mira cómo todo
se ha achatado!
¿Dónde están las cumbres? ¿Y dónde los abismos?
¿Dónde el suave colorido
de nuestra vida?
El flujo viril y luminoso de las olas
¡ya no es más que un bullente pantano de ranas!

ADÁN
Bien vale todo eso el bienestar de todos…

LUCIFER
También tú ves desde lo alto de una torre
esta vida que pasa y se mueve a tus pies.
Así la historia juzga al pasado;
tan sólo retiene el mágico canto,
y no oye los gemidos
ni el ronco hablar.

ADÁN
¡He ahí a Satanás que se vuelve romántico!
¿No será, acaso que se toma doctrinario?
¡En ambos casos eso sería un progreso!

LUCIFER (señalando la Torre)
¿Qué hay de sorprendente, posados como estamos
sobre un testigo de siglos ya cumplidos,
teniendo en torno nuestro a un nuevo mundo?

ADÁN
No quiero seguir en este observatorio.
Me sumergiré directamente de ese mundo en el seno,
sin temor a encontrar su oleaje vacío
de poesía y de nobles pensamientos.
Que éstos no vuelvan a perturbar la tierra
y el cenit en titánicos combates,
y harán así que el bien y la luz reinen
en un dominio más modesto.

LUCIFER
A este respecto, Adán, es vana tu aprensión,
pues, en tanto que exista la materia,
también subsistirá mi poderío
que es Negación y ha de vencer.
Pues mientras el hombre tenga
cerebro y corazón
y el orden establecido
lo avasalle en sus deseos,
veráse al poema y al ideal
decirle no a ese orden.
Pero bueno: ¿qué forma vamos a adoptar
para mezclarnos a esa multitud?
Este atavío sólo podemos mantenerlo aquí,
donde el pasado agita sus fantasmas.
En efecto, todavía están vestidos como en el cuadro precedente.

ADÁN
Adoptaremos la forma que quieras.
¡Qué importa! Gracias al destino,
ya no hay hombres superiores.
Si se quiere comprender lo que siente el Pueblo,
hay que descender hasta él.
Entran en la Torre. Pronto salen de ella por la puerta de abajo, vestidos como obreros de la época, y se unen al pueblo. Un exhibidor de marionetas discursea delante de su barraca. A su lado está amarrado un mono metido en un traje rojo.

EL EXHIBIDOR DE MARIONETAS
¡Vengan por aquí, señores!
¡Enseguida comenzaremos! ¡Entren! ¡Por aquí!
Nuestro espectáculo es muy divertido.
Van a ver cómo en los orígenes
la mujer fue engañada por la serpiente,
cuando ya la bella llevaba al hombre
por el narigón. Van a ver un mono
que imita hasta la saciedad
al hombre y a toda su dignidad.
¡En fin, un oso sabio que es profesor de danza!
¡Entren! ¡Entren!
¡Comienza el espectáculo!
El gentío se agolpa delante de la barraca.

LUCIFER
Adán, el hombre… ¡Aquí se habla de nosotros!
¡Tenemos por qué sentirnos orgullosos!
Piensa un poco: ¡han pasado seis mil años
y sin embargo seguimos divirtiendo a la juventud!

ADÁN
¡Dudosa diversión! Vayamos más allá…

LUCIFER
¿Dudosa? Antes bien mira cómo gozan
esos bravos mozos coloradotes que bostezaban
no hace aún una hora en la escuela,
sobre ese aburrido Cornelio Nepote.
Según tú, ¿quién tiene razón?: ¿los que entran
gallardamente en la vida, seguros de su
flamante fuerza, o los que salen de ella
con el cerebro extenuado?
¿Shakespeare te ofrece tanto placer
como el que esos mozos se procuran
con el espectáculo de una grotesca parodia?

ADÁN
¡Precisamente eso no puedo soportar: lo grotesco!

LUCIFER
¡Prejuicios! ¡Todavía
estás embarazado con lo griego!
En lo que a mí toca,
yo, que soy el padre o el hijo
- en el mundo de los espíritus es lo mismo -
de la nueva tendencia
que romántica llaman,
gusto lo grotesco.
Un hombre con rasgos simiescos,
un poco de lodo sobre la sublimidad,
un cilicio sobre el cuerpo de un perverso,
una puta que alaba la castidad,
un himno a la bajeza, a la ruindad,
la maldición de un libertino
contra los placeres de la carne,
he ahí lo que me encanta y un tanto me consuela
de la pérdida de mi reino.
¡Puesto que en todo esto,
soy yo quien resucita!

EL EXHIBIDOR DE MARIONETAS (tocando a Adán en el hombro)
¡Eh, ocupas el lugar de un espectador!
¡Entérate, hermoso, que aquél sólo
que harto está de la vida y va a ahorcarse
puede divertir gratuitamente a otro!
Adán y Lucifer se apartan. Llega una muchacha vendiendo violetas.

LA MUCHACHITA
¡Tiernas violetas! ¡Cómprenlas!
Son las mensajeras de la primavera.
Le dan de comer a la huérfana,
hasta un pobre puede comprarlas
y su fresco aderezo a todos les conviene.
¡Violetas! ¡Violetas!

UNA MADRE (comprando violetas)
Dámelas. Las pondré entre las manos
de mi niño muerto.

UNA MUCHACHA (lo mismo)
¡Estupendo, nada mejor
para ponerme en mi pelo negro!

LA MUCHACHITA
¡Caballeros, damas! ¡Compradme! ¡Violetas!
(Se aleja.)

UN JOYERO (en su tienda)
¡Maldita ocurrencia!
Y que no sea posible hacer
que pase la afición a esas vulgares flores…
El único ornamento adecuado
a un lindo cuello son, sin embargo,
las perlas, que hay que arrancar
a los monstruos, ¡desafiando la muerte
en el fondo de los mares!
Dos muchachas de la burguesia se acercan a su tienda.

MUCHACHA PRIMERA
¡Qué bella seda! ¡Cuán maravillosas joyas!

MUCHACHA SEGUNDA
¡Si alguien nos las ofreciera, qué ocasión!

MUCHACHA PRIMERA
¡Los hombres, ya lo sabes, no hacen hoy
tales regalos sino para poseer a la joven!

MUCHACHA SEGUNDA
¡Ni siquiera eso! El caviar y las putas
les han echado a perder el gusto…

MUCHACHA PRIMERA
Por eso nadie nos mira.
Son muy orgullosos.

MUCHACHA SEGUNDA
Diría más bien que son tímidos…
Se alejan. En un umbrío merendero unos obreros están sentados a la mesa; están manifiestamente borrachos y discuten con lengua un tanto pastosa. En torno a ellos, otros beben, pasean, se divierten y bailan. Allí hay soldados, burgueses, prostitutas, etc. El mesonero perora en medio de su clientela.

EL MESONERO
¡Haya alegría, vamos, amigos míos!
Ayer se fue, ¿y quién puede estar seguro
de que mañana vendrá? El Señor alimenta
a las avecillas. Todo lo demás es vano
¡Eso nos dicen las Santas Escrituras!

LUCIFER
¡Cuánto sentido común en esa filosofía!
Sentémonos sobre este banco, a la sombra,
para ver a esas gentes atiborrarse
de ácida aguachirle y de imbecilidades…

1. OBRERO (delante de la mesa)
¡Es el diablo quien hizo las máquinas!
¡Nos quitan el pan de la boca!

2.° OBRERO
Con tal que bebamos, nos consolaremos…

1. OBRERO
¿Y los ricachos? ¡Sanguijuelas, te digo!
¡Si agarrara a uno de ellos!
¡Hacen falta ejemplos como el de días pasados!

3. OBRERO
¿Lo crees?
El que hizo ese ejemplo,
¡será ahorcado!
Y nuestra miseria en nada ha cambiado…

4.° OBRERO
¡Basta de estupideces!
¡Si aquí viniese un rico,
mal no le haría! ¿Para qué?
Le diría que se sentara conmigo
¡y ya veríamos cual de los dos
sabe beber y divertirse de lo lindo!

EL MESONERO (dirigiéndose a Adán)
¿Para vosotros, señores?

ADÁN
Nada.

EL MESONERO
Entonces, largaos. ¿Qué creéis?
¿Que me robo mi dinero? ¿Que mi mujer
y mis hijos deben mendigar su pan?

ADÁN (levantándose)
¿Es ése modo de hablarme?

LUCIFER
Vamos, ven; deja a ese buitre.

ADÁN
Llevas razón.
¿Por qué perder tiempo en ver envilecerse
a un hombre? Vámonos.

LUCIFER
Ah, mira:
Ahí está lo que buscaba: vamos a poder
divertirnos a nuestras anchas.
¡Qué batahola y qué risas salvajes!
Los vapores del vino colorean las caras
como el sueño imprime a la miseria
una máscara de felicidad. Es maravilloso.

ADÁN
A mí, todo eso me da náuseas.
Se acercan a los que bailan. Dos mendigos se pelean.

1. MENDIGO
¡Éste es mi puesto!
¡Aquí está mi permiso!

2.° MENDIGO
Me muero de hambre.
Estoy sin trabajo desde hace dos semanas.

1. MENDIGO
¿Trabajas? Entonces está demostrado
que no eres un verdadero mendigo.
¡Vete, o llamo a un policía!
Se dirige a Adán y a Lucifer, en tanto que el otro mendigo abandona el lugar.
Mis buenos señores,
por las llagas de Cristo,
dadme una limosna.
Un soldado arrebata a un artesano la joven con que está bailando.

EL SOLDADO
¡Quítate de ahí, palurdo!
¿Te tomas por alguien?

1. ARTESANO
¡Sí! ¡Y lo vas a sentir!

2.° ARTESANO
Quédate tranquilo y cédele el puesto,
tiene de su parte el poder y la gloria.

1. ARTESANO
¡No necesita despreciarnos!
¿Que nos chupe la sangre no es bastante?

UNA PROSTITUTA (cantando)
Para adueñarse de las manzanas de oro
antaño el hombre tenía que afrontar
los colmillos de los dragones.
Hoy los dragones están muertos
y sigue habiendo manzanas,
quien no las coja es un bobo.
Le hace una caricia a un joven que pasa.

LUCIFER (mira con interés cómo se divierte la gente)
¡Seductora coquetería! ¡Bien está
que el rico a todos muestra sus tesoros!
Pues el cofre en que un piojoso se sienta
no sabemos si está lleno de arena o de oro.
Así, pues, ¡mira cómo ese palurdo hace gracias
para merecer una mirada de la joven!
¿No es cierto que es conmovedor? Se mofa
de saber que otro la tendrá tras él,
mas sabe el precio de la hora que pasa…

ADÁN (a un músico)
¿Por qué malogras tu talento, amigo?
¿Te gusta lo que estás tocando?

EL MÚSICO
¿Que si me gusta? ¡Diría que esto me tortura!
Esas horribles tonadas que a las gentes encantan,
hasta en mi sueño las sigo escuchando…
Pero, qué quieres, tengo que comer…

LUCIFER
¡Digan lo que digan, la juventud es capaz
de una sabia prevención! Hay en ella
toda una filosofía.
Esta bella joven sabe de sobra que en la vida
gustará de otros placeres…
Por eso mientras un mozo la besa,
a sus espaldas busca la mirada
del nuevo amante que en breve posea.
¡Amados hijos, que por mi gloria trabajáis,
cuántas alegrías no me causáis!
¡Mi bendíción os doy!
¡Que ella os valga miseria y pecado!

2.° ARTESANO (canta)
Murió la semana.
¡Que vivan el buen vino
y las chicas complacientes!
Que el diablo me lleve:
¡todo esto es divino!
Se oyen los últimos acordes de una música religiosa. Los fieles salen de la iglesia. Entre otros una joven de la burguesía (es Eva), que lleva un misal y un ramillete de flores. Su madre la acompaña.

UN MERCADER
Entre en mi tienda, mi bella señorita.
Tengo maravillas. Y todo muy barato.

2.° MERCADER
¡Bah! ¡No tiene más que vejeces!
¡Y además, es un contrabandista!
Será mejor que vea mi tienda…

ADÁN (atraído por la belleza de la joven)
Ah, Lucifer, me haces perder el tiempo
en tonterías y en estos lugares
repugnantes, mientras pasa
la perfección hecha mujer…
¡Y decir que hubiera podido no verla!
Mira…

LUCIFER
Tan sólo veo una encantadora muchacha…

ADÁN
¡Qué belleza! Sale de la iglesia.

LUCIFER
Allá fue a exhibirse. O tal vez a mirar…

ADÁN
¡Ah, nada de ironías!
¿Acaso no es el recogimiento en persona?

LUCIFER
¿Te habrás convertido al pietismo?

ADÁN
Cállate. Mi corazón es tan frío que me daña.
Pero eso es asunto mío y no me impide
desear que en esa muchacha
aún quede sitio para la música,
la santa poesía, el suave colorido
de las inocentes flores de antaño,
aun cuando todo eso deba recibir
el nombre de prejuicio.

LUCIFER
¡Muéstrame con mayor nitidez ese fragmento
de paraíso! No esperes siempre del Diablo
que adivine el objeto de tu anhelo.
Ya es bastante que te haga disfrutarlo…

ADÁN
Ah, ¿qué otra mujer cual ésta encarnaría al cielo?

LUCIFER
Me haces reír:
Eres como el pájaro carpintero que paladea
el gusano que acaba de atrapar.
Mira recelosamente en torno suyo,
seguro de haber encontrado la mejor pitanza
que haya en el mundo, en tanto que la paloma torcaz
tiene aseo de los gusanos…
Lo mismo es en el hombre:
el paraíso de uno es el infierno de otro.

ADÁN
¡Qué nobleza y qué majestad!
Ni siquiera osaría acercarme a ella.

LUCIFER
¡No eres un novato! ¡Vamos, valor!
Tal vez está en venta… Obsérvala.

ADÁN
¡Cállate!

LUCIFER
¡Vaya, es como las otras!
Acaso un tanto más cara…
Un joven aborda tímidamente a Eva y le ofrece un pan de gloria acorazonado.

EL JOVEN
Le ruego que acepte este presente, señorita.

EVA
Un corazón… ¡Oh, qué lindo…! ¡Gracias, Arturo!

LA MADRE
Hace muchísimo que no le vemos…
¿Por qué no ha vuelto a visitarnos?
Conversan en voz baja. Adán los mira irritado. Luego el joven se aleja.

ADÁN
¿Ese petimetre podría rápidamente
y sin esfuerzo obtener ese tesoro
que mi corazón de hombre desea en vano?
Cómo le habla ella gentilmente… Mira:
ahora le hace una seña…
¡No puedo más! ¡Tengo que hablarle!
(Se acerca a Eva.)

LA MADRE
Sus padres son acaudalados,
pero no sé cómo verán
que te corteje. De modo que sería prudente
no desalentar del todo
al que te envió ese ramillete.

ADÁN (decidiéndose a abordar a Eva y a su madre)
¿Puedo acompañaros, bellas damas?
En tal gentío os pueden atropellar.

EVA
¡Insolente!

LA MADRE
¡Desvergonzado! ¿Toma usted a mi hija
por una de esas coquetas
que el recién llegado puede abordar?

ADÁN
Sólo quiero decirle respetuosamente
mi admiración. En todos mis sueños,
bajo sus rasgos se me apareció siempre
la mujer ideal.

LA MADRE
Sueñe lo que le venga en gana;
¡pero sepa que la belleza de mi hija
no es para un libertino de su calaña!
Adán no dice esta boca es mía. Una gitana se acerca a Eva.

LA GITANA
¡Enseñadme vuestra mano, perla del mundo!
Os diré cómo vuestra existencia
será recamada con las gracias del cielo.
(Eva le tiende su mano.)
¡Oh, cuán apuesto prometido!
Los esposales se acercan…
Veo hijos bellos, y ahí dinero…
Pues sí, es seguro:
¡seréis rica! Y salud veo.
(Coge el dinero que Eva le da.)

LUCIFER (a la gitana)
Pues entonces mira la mano de mi amigo.
¿Qué ves en ella?

LA GITANA (examinando rápidamente la mano de Adán)
No está muy claro:
¡el hambre o la soga del ahorcado!

ADÁN (a Eva)
No me rechaces…
Siento que tu corazón ha sido hecho
para el mío.

EVA
Madre, impídele…

LA MADRE
¡Lárguese! ¡O llamo a la policía!

EVA
No hay por qué. Va a dejarme tranquila…
Después de todo no ha hecho nada grave…
Ambas mujeres se alejan.

ADÁN
Oh, Poesía, ¿abandonaste este mundo prosaico?

LUCIFER
Pues no: ese pan de gloria, ese ramillete,
ese cenador y esas gentes que bailan,
¡todavía son cosas poéticas!
No te hagas el exquisito.
Por doquier hay pretexto a ensoñaciones para ti.

ADÁN
¿De qué valen si todo sólo sirve
para ocultar la avidez, el egoísmo?
¿Si ya nada hay de noble y elevado?

LUCIFER
¡Error! Todo eso subsiste. Lo encuentras
en la escuela, donde las reglas de la vida
aún no han hecho estragos. Toma, mira
a esos alegres tarambanas…
Le señala a un grupo de estudiantes.

1. ESTUDIANTE
¡Divirtámonos! ¡Vamos, muchachos!
¡Qué buena es la libertad!
¡Se acabó la corrupción! ¿Eh, amigos,
qué decidimos? ¿Qué se les ocurre?

2.° ESTUDIANTE
Vamos a la campiña. Estoy harto
de la ciudad, del orden, de los mercaderes…

3. ESTUDIANTE
¿No podríamos provocar a alguien?
¡Es cosa divertida y viril!

1. ESTUDIANTE
Quitémosles sus compañeras a esos mercenarios.
Seguro que habrá gresca…
Luego iremos a tomar cerveza,
con las muchachas, allá donde habitan
esos limosneros.
¡Con un poco de música y el recuerdo
de nuestra victoria,
nos sentiremos como príncipes entre esos cariborrachos
hasta que llegue la noche!

4.° ESTUDIANTE
¡Bravo! ¡Hagamos la guerra a los rastacueros!

1. ESTUDIANTE
¡Y que eso nos una todavía más!
Divirtámonos mientras podamos,
hasta que, luchando por la Patria,
nuestro ardor encuentre un designio
más digno de ella.
(Se alejan.)

ADÁN
Ah, he ahí algo que me reconforta
después de tanta vulgaridad.
Se siente el germen de un futuro mejor.

LUCIFER
Veamos un poco en qué se convierte
ese germen después de la escuela.
(Señala a dos señores importantes que conversan caminando.)
Esos jefes de industria en sus verdes años
a esos estudiantes fueron parecidos.

1. INDUSTRIAL
Esta condenada competencia me mata.
Todos se dan a vender más barato.
Tengo que reducir la calidad.

2.° INDUSTRIAL
¡Lo que hay que rebajar son los salarios!

1. INDUSTRIAL
¡Imposible! Esos perros obreros gruñen.
Dicen que pasan hambre.
Tal vez hay algo de verdad en sus quejas,
mas ¿quién les mandó casarse?
¿Y a qué viene tener tantos hijos?

2.° INDUSTRIAL
¡Yo te digo que hay que apretarles
los tornillos!
Hagámosles trabajar hasta media noche;
que con la otra mitad de la noche les baste.
¡Será mejor que sueñen menos!
(Se alejan.)

ADÁN
¡Ah, que se larguen!
¡A santo de qué tenías que mostrármelos!
¿Y dónde se metió la muchacha?
Lucifer, puedes dar pruebas de tu poder:
haz que me escuche.

LUCIFER
¿Cómo? ¿Derrochar mi poder por una nadería?

ADÁN
Lo que es nada para ti, para mí es un mundo.

LUCIFER
¿Deseas verdaderamente a esa joven?
¡Pues tómala!
Mas para ello aprende a moderar tu ardor
y no tengas miedo de mentir.
De acuerdo con lo que te diga
acomoda la respuesta.
(Prosigue, alzando la voz para ser oído de la gitana que los espía.)
¿Ah, milord, no tenía razón?
Maldita idea estos disfraces.
La plebe nos atropella y nos insulta.
Si esas gentes supieran, milord,
que hoy llegarán al puerto
nuestros cuatro barcos que vienen de las Indias,
¡nos acogerían de muy distinto modo!

ADÁN
¡Por supuesto!

LA GITANA (aparte)
Eso es algo que vale el peso en oro…
(Se dirige a Adán.)
Os predije la horca o el hambre…
Como comprenderéis, eso dije tan sólo
para a prueba poneros…
Vuestro disfraz no puede confundirme.
Sé quién sois: no en vano
amiga soy del Diablo…

LUCIFER (aparte)
¿Tú? ¡A otro perro con ese hueso, cáncamo!

LA GITANA
Lo adivino todo. Escuchad: vuestros navíos
estarán hoy mismo en el puerto.
Y os puedo decir algo más:
una linda muchacha suspira por vos…

ADÁN
¿Cómo tocar su corazón?

LA GITANA
Vuestro es.

ADÁN
¡Me esquivó!

LA GITANA
¡Para daros celos!
En un instante volverá aquí.
Acordáos de que os lo predije…
(Se aleja.)

ADÁN
¡Lucifer, esta bruja es más fuerte que tú!

LUCIFER
Reconozco su mérito.
¡En este momento es acólito del Diablo!
A la plaza llega un charlatán montado en una carreta. Toca la trompeta para llamar la atención de los mirones y éstos lo rodean.

EL CHARLATÁN
¡Calle! ¡Calle! Respeten
mis cabellos encanecidos
en el austero estudio de la Naturaleza…

ADÁN
¿Eh, quién es?

LUCIFER
Un charlatán… Para vivir necesita
de ese oficio…
¡que tú mismo hiciste cuando eras sabio!
Mas hoy eso requiere un poco más de ruido.

ADÁN
¡Pero jamás llegué a tales extremos!
¡Ah, qué vergüenza!

LUCIFER
Es que ese hombre animoso
no quiere que se ponga sobre su tumba:
“Ex gratia speciali
Mortuus in hospitali”.
Él, que tanto se sacrificó, noche y día,
por los demás, quiere una recompensa…

EL CHARLATÁN
He trabajado por la humana felicidad
y la coronación de mis esfuerzos
os entrego. Está en este frasco.
¡Es el elixir de vida, que hace fuertes
al enfermo y al anciano! ¡De él
antaño los faraones se servían;
es el filtro de Tancredo, el ungüento
de Helena la troyana y es también
de Kepler la famosa astrología!

ADÁN
¡Y es eso lo que vende! Esa edad de oro
que buscábamos en los siglos venideros,
él la fue a buscar a los pasados siglos.

LUCIFER
¡Al presente nadie le encuentra atractivo!
Es lo mismo que un gran hombre en gorro de dormir,
o una vieja esposa de la que sabemos
cuántas pecas tiene…

EL CHARLATÁN
¡Compradme este mágico elíxir!
¡No perdáis la oportunidad!
¡Ocasión única!

LA MULTITUD
¡A mí!… Por aqui… Todo lo he intentado…
Maestro, por favor… ¡Gracias! ¡Qué suerte!

LUCIFER
Ya la gente no cree en nada… ¡Sin embargo
se lanzan sobre todo cuanto
les parece maravilloso!
Eva vuelve con su madre. La gitana le habla al oído.

EVA
Vete. No creo en tus fruslerías.

LA GITANA
Que me condene si no digo la verdad:
este señor, que tiene el oro a espuertas,
se ha enamorado de vos, al extremo
de querer que seáis sin espera su querida.
Os instalará como una duquesa.
¡Tendréis coche con cuatro caballos
para ir al baile o a la ópera!

LA MADRE
Pensándolo bien, mejor sería
que una monótona vida de ama de casa
en la mugrienta tienda de un zapatero…

LA GITANA
Mirad cómo os busca…

EVA
No está mal, tiene buen porte y manos finas.

LA MADRE
A mí no me disgusta su compañero,
pese a que tiene un tanto torcida la pierna
y ganchuda la nariz… Es un hombre maduro,
digno y respetable.
Bueno, me voy: tú arreglarás mucho mejor
tus cosas…

LA GITANA (a Adán)
Hela aquí. Otra cosa que vos no tiene
en su cabeza.

ADÁN
¡Qué feliz soy! ¡Vuelo hacia ella!

LA GITANA
No se olvide de mis buenos oficios…

LUCIFER (le da dinero)
¡Toma! Es dinero de parte de mi amigo.
y este apretón de manos de la mía.

LA GITANA
¡Ah, qué apretón!
(Se aleja.)

LUCIFER
Un dulce apretón te parecería
si de verdad fueses la amiga del Diablo…

EVA (a Adán)
Me encantaría tener un pequeño recuerdo
de esta fiesta… Oh, esa caja de arrebol
me gusta… ¿No me la regalará?

ADÁN
¿Qué arrebol podría superar en esplendor
los dulces destellos de tu femineidad?
El charlatán se aleja.

EVA
¿De veras? Agradable resulta oír tal cosa…

ADÁN
No me hagas avergonzar. Lo que le viene bien
a tu delicado cuello son las perlas,
los diamantes… Y no porque puedan tener
la pretensión de realzar tus encantos,
sino porque tú realzarías su brillo.

EVA
Por allá hay joyerías…
¡Ay, tan sólo soy una muchacha pobre!

ADÁN
Sígueme.

LUCIFER
¡Es inútil! Esperad:
aquí tengo unas joyas magníficas.
Saca de su bolsillo un aderezo deslumbrador que Eva admira y se pone llena de felicidad.

EVA
¡Qué bello es! ¡Cómo me envidiarán!

ADÁN (señalando el pan de gloria en forma de corazón)
¡Pero no quiero seguir viendo ese corazón!

EVA
Si os disgusta, lo tiro.
(Lo tira por tierra.)

LUCIFER
¡Magnífico!
Lo voy a pisotear…
(Pisotea el pan de gloria en forma de corazón.)

EVA
Oigo gritos… ¿O es tan sólo
una ilusión de mis sentidos?
En una carreta llevan al suplicio a un condenado a muerte. La multitud lo sigue dando gritos.

LA MULTITUD
Terminemos de una vez por todas…
Miren cómo tiembla de miedo…
Aún nos desafía… Apretemos el paso…

ADÁN
¿Qué significa ese ruido y ese atropellamiento?

EVA
Van a ahorcar a alguien. Acerquémonos…
Llegamos a tiempo. Es excitante…
¡Y voy a poder enseñar mis joyas!

ADÁN
¿Qué crimen ha cometido?

EVA
Lo ignoro.

LUCIFER
Nada interesante. Pero os lo diré:
Trabajaba en los establecimientos Lovel.
Respirar el estaño lo enfermó
y tuvo que ir al hospital
dejando en la indigencia a su bella mujer.
Pero Lovel tenía un hijo joven y rico
que la buscó… Todo marchó de lo mejor.

1. OBRERO
¡Valor, hermano! ¡Mueres mártir!
¡Para nosotros tu nombre brillará como un faro!

LUCIFER
Cuando salió del hospital,
nuestro hombre no encontró ni mujer ni trabajo.
¡Se rebeló, se atrevió a protestar!
El hijo de Lovel lo abofeteó. Encolerizado,
cogió un cuchillo que había por allí…
Y ahora pagará. Eso es todo.
No: el viejo Lovel se volvió loco.
Lovel padre, con la mirada extraviada, surge de entre la muchedumbre.

LOVEL
Mientes. No estoy loco.
¿Es que no oigo lo que me dice
la herida de mi hijo?
¡Ah, toma todas mis riquezas y hazla callar!
Preferiría estar loco.

3. OBRERO (al condenado)
¡Todo eso un día se pagará!

1. OBRERO
¡Vaya, los criminales son ellos!
¡Mantén alta tu cabeza!
La carreta se aleja seguida por la muchedumbre.

ADÁN
¡Ah, ese espantoso espectáculo me obsede!
¿De los dos, cuál cometió mayor crimen?
¿El seductor o bien el asesino?
La sociedad es quizás la culpable:
su podredumbre engendra todos los vicios…

LOVEL
¡Sí, es la Sociedad! ¡Toma mis tesoros,
pero hazme sordo a la herida de mi hijo!
(Se aleja.)

EVA
Vamos, o no encontraremos sitio…

ADÁN
Gracias, Destino que no me hiciste juez.
Es fácil, sentado entre cojines,
redactar leyes. Qué cómodo es
examinar la apariencia de los hechos.
Pero cuando hay que sondear el corazón humano,
en sus más íntimos repliegues, ¡ah, es terrible!

LUCIFER
¡Si así se razonara, los procesos
nunca terminarían! ¡Ningún hombre
hace el mal por el mal! Mira: ¡el mismo Diablo
tiene sus buenos motivos! Cada cual piensa
tener justas razones. ¡Al jurista toca
cortar el nudo que ningún filósofo
sabría deshacer!
Han llegado a la Torre. En un nicho se ve una imagen piadosa.

EVA
Amigo, detengámonos un instante.
Quiero ofrecerle mis flores a ese buen santo.

LUCIFER (en voz baja)
¡Maldición sobre nosotros, si lo hace!
¡Impídeselo pues!

ADÁN
¿Por qué impedírselo a esta inocente?

EVA
Desde mi infancia tengo por costumbre
honrar a este santo. Todavía hoy
me hace bien. Corriendo un poco
recuperaremos este instante perdido.
(Eva deposita su ramillete en el nicho. Al instante las flores se marchitan y las joyas que lleva se transforman en lagartos que le cubren hombros y brazos.)
¡Oh, Dios mío!

LUCIFER
¡Os lo advertí!

EVA
¡Qué horror! ¡Socorro!

ADÁN
Cálmate, querida mía… Nos miran… Sígueme:
¡Te ofreceré joyas aun más preciosas!

EVA
¡Vete! ¡Vete!
¡Ah, sois unos infames prestidigitadores!
Y la bruja está de acuerdo con vosotros…
¡Ah, qué vergüenza para una muchacha honrada!
Se oye murmullos entre la muchedumbre. Llegan policías en compañía de la gitana.

LA GITANA
Me han pagado con moneda falsa.
¡En mis manos se cambió en mercurio!

LUCIFER
¡La falsedad está en tu mano!
Ven pronto, Adán… ¡Este lugar de nada nos sirve!
Lucifer y Adán penetran en la Torre mientras el tumulto y la agitación suben de punto entre la muchedumbre. Reaparecen en lo alto, sobre la muralla.

ADÁN
Una vez más me engañé.
Pensé que bastaba disipar
los espectros del pasado y permitir
la libre competencia a las fuerzas vivas.
Privé a la rueda de su tornillo esencial,
el que la arma - y que era la fe -
sin poner en su lugar otro más fuerte.
¿Qué lucha es ésta en que uno de los luchadores
está armado de una espada y el otro
tan sólo de sus puños?
¿Qué independencia es ésta en que mueren de hambre
las gentes por millares si se enfrentan a sus amos?
¡Es una pelea de perros por un hueso!
La sociedad que quiero al hombre protegería,
lo estimularía en vez de oprimirlo;
tendría por motor, la unión de todas las fuerzas,
por orden, el de la inteligencia,
y por espíritu el de la ciencia.
¡Ella vendrá! ¡Lo siento! ¡Estoy seguro!
Ah, Lucifer, llévame hacia ese mundo…

LUCIFER
¡Hombre risible! ¿Porque ves
un hacinamiento indistinto, piensas
que el taller de la vida es sin leyes,
sin sistema y sin una común voluntad?
Con los ojos del espíritu, un instante,
mira el trabajo que hacen - en suma
para nosotros y no para ellos,
pobres gentes…
Ahora reina una completa oscuridad. La feria toda se convierte en un grupo que cava, en medio de la plaza, una vasta tumba. Las gentes bailan en torno a la fosa y se arrojan a ella uno tras otro, unos sin decir nada, otros tras haber lanzado las réplicas que seguirán al coro.

EL CORO
La azada retumba en la tierra.
A lo largo del camino, sin vagar,
hagamos lo que debemos hacer,
pues mañana, ya muy tarde será.
Mil años pasarán sin ver el final
de lo que hemos de hacer. Todos tienen hambre,
no obstante todos comen.
Cuna y sepulcro la misma cosa es.
Ahora termina una jornada,
mañana seguirá el trabajo.
Mirad: mañana se levanta
el que esta noche es difunto.
(Doblan a muerto.)
El ángelus tocando están.
Vayamos a descansar.
Aquéllos que vean despuntar
el alba de una vida nueva
retomarán por nosotros la gran obra.
(Bajan a la fosa unos tras otros.)

EL SALTIMBANQUÍ [=EL EXHIBIDOR DE MARIONETAS]
¡Se acabó el guiñol y la olla podrida!
Hice reír, pero no reí.

EL TABERNERO [=EL MESONERO]
¿De vino la panza tenéis llena?
¡Pues a dormir! ¡La noche empieza!

LA NIÑA DE LAS VIOLETAS [=LA MUCHACHITA]
Todo vendí, mas flores nuevas
sobre mí crecerán aunque yo muera.

LA GITANA
Toda esa gente la buenaventura quería.
¡Mas de miedo, ahora, se da a la huida!

LOVEL
El dinero no me había permitido el descanso.
Ahora lo tendré barato.

UN OBRERO
El fin de semana ya llegó.
¡Se acabó el trabajo y la aflicción!

EL ESTUDIANTE
Yo soñaba… Alguien vino a despertarme.
¡Ven, sueño, ven, maravíllame!

UN SOLDADO
¿Yo que era un bravo y mucho más,
en ese hoyo tendré que rodar?

LA PROSTITUTA
Cae el arrebol después de la boda…
¡Tengo frío…! ¡Caliente será la fosa!

UN CONDENADO
¡Más allá de este umbral otras cadenas,
una nueva ley me espera!

EL CHARLATÁN
Creemos saber y nos despistamos.
Llega lo real y nos espantamos…

EVA
¡Abismo, puedes abrirte cuanto quieras!
¡No pienses que tu noche me da horror!
A ti no baja más que un polvo ínfimo,
de la tierra nacido… ¡En mi nimbo victorioso
mi vida prosigo! Amor, Poesía, Juventud,
me guían hacia mi inmortal país.
Posada sobre todo, como destello celestial,
contempla mi sonrisa: derrama la ternura
sobre toda la tierra, y la dicha, y el sueño…
Echa su velo y su manto en la fosa y se levanta del suelo, aureolada de luz.

LUCIFER
¿La reconoces, Adán?

ADÁN
¡Es Eva! ¡Eva!


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